No le tenía tanta fe a lo que ocurriera el sábado. Salí algo molesta y algo preocupada, pero salí igual. Queria salir, necesitaba salir. Hace aproximadamente 4 meses que no salia y pese a que sólo bebí unas copas de vino, la vida se me hizo más agradable. Me reí montones, converse mucho y hasta me fume tranquila un par de cigarros.
No hay culpa, mi niñita se porto de lo mejor y todos conentos.
Nadie se sacrifica por nadie y la vida, pese a la lluvia, se ve naranja.