Las cosas se ponene cada vez más color de hormiga, pero a la vez, mi fe sigue presente y siento que se van a solucionar. Nuevamente tengo un 14 de febrero sola, lejos de mi pareja actual, lo que hace que nuevamente se complete la tradición de no tener un 14 digno de recordarse.
Lo extraño es otra cosa, el día que me tocó vivir. Fui al Sename de Copiapó, ya que mi madre tuvo una audiencia con la abogada. ¿La razón? El divorcio. Oficialmente mi madre decidio poner fin a una seguidilla de abusos y maltratos propinados por su cónyuge, que llegaron a su punto culmine luego de todo un día de llamadas a su celular donde el "don" estaba ebrio tirado en el piso de tanta cerveza, vino y malas yerbas, en donde por larga distancia aseguraba matarse y que como siempre, resultaron ser puros jugos de un hombre enfermo. Resultado final de la ecuación: El divorcio.
El mismisimo 14 de febrero, día emblematico para las tiendas y para todos aquellos que tengan un amor, se conmenzo a poner fin a otro. Una rara, pero feliz contradicción. Ademas, sigue las tristes coincidencias, que el 14 de febrero pasado, mi queridisima hermana se casaba y mi madre se separaba definitivamente de aquel hombre que solo había transformado su vida en algo insoportable .
Felicidades a todos por el día de los emanorados y saludos a todos aquellos que los han pateado (como a mí) en este fatidico día.
