En la vida de una persona normal, lo normal es tener un lugar fijo donde estacionarse. En la vida de otras, el nomadismo se convierte en una cirsuntancia, que por más que uno quiera negar, es más obligatoria que voluntaria. Durante los ultimos meses mi espacio fijo ha tenido múltiples cambios, casi casi desde mi embarazo. Por razones de mi tesis, practicamnete vivia en Santiago Centro, aunque siempre vivi normalmente en La Cisterna, durante el verano fue Copiapó, luego las Cruces y Algarrobo, para volver a vivir a La Granja y cuando ya me acotumbraba, me voy a Ñuñoa.
No se muy bien como resulte esto, pero tengo fe que no puede ser del todo tan malo y como se ha vuelto mi vida, tampoco creo que sea del todo definitivo.
1 comentario:
amiga, siempre, siempre los cambios son buenos.
Estoy corta de tiempo, tu sabes trabajo, hija y hombre, me tienen corta, pero apenas pueda me arranco, te llamó , total mi tocomocho llega a cualquier lugar.
un abrazo y añuñus pa la emi.
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